terça-feira, 4 de novembro de 2008

Raíces





Estoy metida en la noche
de estas raíces amargas,
ciegas, iguales y en pie
que como ciegas son hermanas.

Sueñan, sueñan, hacen el sueño
y a la copa mandan la fábula.
Oyen los vientos, oyen los pinos
y no suben a saber nada.

Los pinos tienen su nombre
y sus siervas no descansan,
y por eso pasa mi mano
con piedad por sus espaldas.

Apretadas y revueltas
las raíces-alimañas
me miran con unos ojos fijos
de peces que no se les cansan
y yo me duermo entre ellas
y de dormida me abrazan.

Abajo son los silencios,
en las ramas son las fábulas.
Del sol serían heridas
que sí bajaron a esta patria.
No sé quién las haya herido
que al tocarlas doy con llagas.

Quiero aprender lo que oyen
para estar tan arrobadas,
lo que saben y las hace
así de dulces y amargas.
Paso entre ellas y mis mejillas
se llenan de tierra mojada.

Gabriela Mistral

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